viernes, 20 de marzo de 2015

Las obsesiones

- "Mi mente es la llave que me libera."
-Harry Houdini.

Me viene a la mente esa curiosa sensación de no poder controlar el pensamiento, por ejemplo cuando estamos preocupados por alguna cuestión personal o profesional... ¡qué sensación no poder dejar de dar vueltas a la cabeza al “monotema” y no poder desconectar! Hablamos del “monotema” a las personas de confianza, no hablamos de otra cosa, esperamos una solución que no llega, sentimos que no nos entienden, incluso terminamos con la paciencia de cualquiera. Estas situaciones generalmente responden a conflictos personales no resueltos.  Sin embargo, la cuestión se complica con la obsesión, es decir, pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes que se experimentan generalmente como no deseadas y que la persona tratará de eliminar por todos los medios posibles con otros pensamientos o conductas (compulsiones o rituales). En algunos casos, la obsesión puede llegar a invadir el espacio mental de la persona hasta el punto de  generar un gran sufrimiento emocional.
Me pregunto que si la mente tiene sus propias reglas y funciona de un modo que parece escapar a nuestro control, ¿qué sentido tiene que empleemos tanta energía y esfuerzo en controlarla  si en determinadas situaciones no funciona?
Cuando estamos en épocas en las que estamos más nerviosos, cansados o con más fatiga mental, en estas circunstancias, es normal que nos asalten más preocupaciones. Si no son de un tipo son de otro y a veces van a peor, como si nuestro cerebro sustituyera unas preocupaciones por otras, cuestiones presentes, pasadas o futuras. Cualquier cosa vale y por la noche me viene a la mente la imagen de un niño inmóvil acostado boca arriba con los ojos bien abiertos pensando en sus monstruos, quizá porque por las noches se magnifica todo. En muchos casos, suele funcionar el sabio consejo de “vete a dormir, descansa y mañana verás las cosas de otra manera”.
No es comparable tener un pensamiento obsesivo con estar preocupados por una situación. Las preocupaciones son normales y tienen un nexo de unión con la realidad, es decir responden proporcionalmente a un tema concreto que nos inquieta, ¿quién no está preocupado hoy en día? Sin embargo, con la obsesión se pierde el nexo con la realidad y la proporcionalidad, porque su contenido no tiene que ver con preocupaciones normales de la vida cotidiana.

 Las obsesiones más comunes suelen ser obsesiones de autolesión o de lesionar a otros (tirarse al metro, hacer daño a alguien, atropellar a alguien etc.); también existen obsesiones de orden, de limpieza, de acumulación, de conductas socialmente inaceptables, de religión o de sexo entre otras, que van acompañadas de compulsiones o rituales que tienen como objetivo eliminar la ansiedad que producen, como por ejemplo, rezar, contar un lista de números, evitar hacer determinadas cosas, comprobar, ordenar o limpiar repetidamente algo, entre otras. Esta dinámica conduce al aislamiento de la  persona, interfiere en su vida cotidiana, donde en muchas ocasiones no se atreve a contar a nadie el contenido de su obsesión, por temor, vergüenza, culpa, por miedo a que los demás piensen que está loco o por miedo a que se conviertan en realidad. Puede llegar un momento que su espacio mental esté tan comprimido por la obsesión que la persona se sienta desesperanzada porque piensa que tiene que vivir con ello y no ve el final de su calvario.


Conviene saber que:
  •    Aproximadamente un 13% de la población presenta algún síntoma obsesivo-compulsivo que interfiere en su vida diaria*.
  •     Es difícil estimar la prevalencia de este problema porque muchas personas lo padecen en silencio por vergüenza o culpa. Algunos estudios estiman la prevalencia global de este trastorno en torno a un 2,5%*.
  •    El trastorno obsesivo es un trastorno de ansiedad.
  •    En función del nivel de interferencia con la vida diaria,  este trastorno es susceptible de tratamiento farmacológico y terapéutico.



6 tips para afrontar las obsesiones,
  •  Acepta los pensamientos obsesivos como parte de superar el problema, no dediques tiempo a analizar por qué te pasa, por qué tienes que pensar en ello, o por qué te tiene que pasar a ti, simplemente deja de intentar controlarlas o luchar por no pensar, déjalo estar.
  • Los pensamientos obsesivos no son pensamientos neutros, se caracterizan porque tienen un elevado contenido ansioso y causan ansiedad a un amplio porcentaje de la población.
  • El impacto que produce la obsesión en un primer momento, su naturaleza imprevisible y su percepción intrusiva o no deseada influyen en el curso del problema.
  •  Cuanto más te esfuerces por evitarlos más te costará quitártelos de la cabeza.
  • Como en todos los problemas de ansiedad, la evitación contribuye a mantener el problema.



Es importante:
  • Tomarse tiempo, la ansiedad agota los recursos personales.
  • No tomes decisiones importantes.
  • Desarrolla tu crecimiento personal: queda con amigos, haz cosas que te gusten que no impliquen mucho esfuerzo, come bien y practica ejercicio moderado.
  • La evitación de aquello que más tememos es el alimento de la ansiedad.



Un problema como el trastorno obsesivo-compulsivo requiere de ayuda profesional especializada. Una adecuada valoración y diagnóstico del problema es importante. La terapia psicológica te permitirá aprender a regular tu pensamiento y a desarrollar un control emocional adaptativo. Además recuperaras autoestima y aprenderás a detectar determinados factores que influyen en el pensamiento obsesivo como el perfeccionismo, el pensamiento rígido y el exceso de control. Recuperarás energía vital con la práctica de determinadas técnicas orientadas al problema que te conducirán a un mayor conocimiento y aceptación de ti.



Ref.  Fullana, M. A et al., (2010). Obsessive-compulsive symptom dimensions in the general population: results from an epidemiological study in six European countries. Journal of Affective Disorders, 124, 291-299.

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